Hoy me levanté juguetona.
Un sábado a las 8.30, me hice un mate, pan casero con mermelada casera. Agradecí con grandes bocados las buenas amistades que me regalan sus dulzuras.
Cantos gregorianos. Incienso. Escoba, agua y lavanda. Luego las velas.
Hecho el ritual, después de una llamada por teléfono. Se me ocurre jugar.
De niña y adolescente me guardaba todo. Lo que derivó en una gastritis a los doce años y muchos llantos y escenas sin aparente sentido.
Estoy aprendiendo a decir lo que siento. En contra de mi hábito malaprendido de decir lo que las personas quieren escuchar para no lastimarlas.
Siento cosas. Y tengo que decirlas.
No llorando. Sino transformando el nudo en la gargante en un juego.
Nombre del juego
ESPEJITO REBOTA
Preparativos del juego:
Postits con forma de corazon (o el que tengas a mano, o un papel con celo detrás)
Un boli regalado con amor
Un espejo
Una persona con ganas de reir a la vida.
Instrucciones:
Colocarse frente al espejo.
Imaginar / visualizar la persona a quien hablas
Escribir en los
postits lo que no te gusta de esa persona que estas 'mirando' (una cosa por postit)
Pegarlo en un extremo del espejo.
Escribir en los
postits lo que te gusta de esa persona que estas 'mirando' (una cosa por postit)
Pegarlo en el otro extremo del espejo.
Mirar la totalidad.
Dar las gracias por permitirte jugar
Objetivos del juego.
Materializar lo que sientes
Comenzar por detalles
Hasta abordar la totalidad
Comprender que lo que nos gusta y disgusta del otro, nos gusta y disgusta de nosotros mismos. (de niña, ante los insultos, respondíamos, poniendo la palma de la mano frente al insultador, "espejito rebota")
Comprender que somos todo eso al mismo tiempo.
Aceptar que somos todo eso al mismo tiempo.
Aceptarse
Quererse
Perdonarse
Agradecerse
¿Quién gana la partida?
Quien quiere ganar, gana.
Quien quiere perder, pierde.