30/10/12

Tomo nota

A veces me digo:
"Ahi afuera está todo el amor que quieras ver y recibir, o está toda la indiferencia que quieras ver y recibir."

¿Y acá dentro?
También. Hay todo eso. y más. Opuestos. Complementarios. Todo revuelto.

Y sin embargo tengo la adquirida capacidad de seleccionar aquello que quiero usar.
Claro que no siempre funciona en el momento adecuado.
Pero funciona.
Y a la larga eso me importa.

Quizá este 'post' es para tomar nota y recordarme de lo que soy capaz y lo que he aprendido:

Aprendí a mirar para adelante.
Sin perder un momento del ahora.
Mirar adelante y sopesar siempre lo bueno.
Siempre.

Aprendí a transformar el dolor en palabras.
A sacarlo en lágrimas.
A transformar las palabras en sonrisas.
Que sé regalar.
Y que siempre vuelven.

Aprendí que tengo varios personajes. Unos me gustan. Otro no tanto, y éstos son precisamente los que más me enseñan.

Aprendí que hago lo mejor que puedo.
Y estoy aprendiendo que hacés lo mejor que podés.

Todos tenemos una mochila más o menos pesada.
Pero aprendí que sólo puedo enfocarme en la mía.

Procuro cada día hacerla más ligera.
Sin reproches.
Sin sacrificios.
Sin culpas nuevas. Y borrando las viejas
Sin juicios.

¿De qué me sirve guardar para mañana el reproche de hoy?



28/10/12

limite-less

La única limitación soy yo misma.
Hace ya unas cuantas semanas sentencio: "ni crisis ni quejas"

Comprendí, a base de experimentar a diario, que la única limitación soy yo misma. No me limita el país donde vivo. Mi casa. La situación política, económica o social. Mi pareja. Mis padres. Mi perro. El trabajo o la falta de. Si alguien o algo me limita soy yo o lo que creo que soy.

Y cada día, tras esta experimentación descubro que la única liberación soy yo misma.
No un libro, un masaje, una varita mágica, un polvo, una paga extra.

Justo cuando creo que estoy gozando de la libertad mágica en todos los ámbitos, justo unas horas después de manifestarlo, caigo en el juego. Me uno a los miedos de otros. Y me dejo arrastrar.

Pero, y he aquí la magia, después de 10 minutos me encuentro sonriendo, agradeciendo a la vida por mostrarme los miedos que aún quedan y que poco a poco voy convirtiendo en libertades.
Eso sí, contando siempre con buenas orejas y abrazos cercanos que sin prejuicios me hacen ver que tengo el poder para estar feliz.

En este preciso momento acabo de entender un decreto que una amiga repetía:
"Yo soy la ley de la liberación vistoriosa, de toda la vida sobre la Tierra.
Yo soy. Yo soy. Yo soy."


bronx

22/10/12

Lo que late es mi útero

Fin de semana intenso. Terminé el domingo con un taller de Danza Oriental Terapéutica para Bailar mi femenidad.

Me sentí cómoda. Bailé sin vergüenza. Fascinada con mi belleza. Sentí el calor que se generaba en mis adentros. Que se fue manifestando como una explosión de amor.

Me pasan este artículo de la Contra de La Vanguardia.
Aquí el enlace. Lo recomiendo.

Lo leí. Tuve la ocasión, ayudada por una gran mujer, de sentir mi útero latir, y por segundos que parecieron eternos, sentirme parte de una infinita galaxia. Un estrella conectada con el todo.

Sentí latir mi útero y entendí que soy una fuente de amor inagotable.


"Los hombres temen a las mujeres"

Elisabeth Josephs-Serra, maestra de una antigua danza tántrica para mujeres

Qué nos pasa a las mujeres?
Que hemos perdido nuestro auténtico poder. Durante milenios hemos seguido el modelo de la sumisión.

Eso ya pasó.
Estamos en el mundo cultural, económico y político, pero imitando y actuando desde el poder reconocido, que es el inmaduro masculino.

Defíname inmaduro masculino.
En su necesidad de dominar y controlar, consecuencia del miedo que surge de la desconexión de su femenino -que es la tierra, lo intuitivo, el cuerpo emocional, lo profundo, lo sagrado...-, ha despreciado la conexión con los sentimientos y las emociones. Los hombres temen a las mujeres porque temen su propio femenino.

Ahora muchos hombres son tiernos y se ocupan de su hogar.
La época moderna desacredita al macho. La mujer se ha masculinizado y el hombre se ha feminizado, pero su modelo es el del niño tierno, no el del hombre que cuida.

¿Nadie está en su lugar?
Hace milenios que no experimentamos el auténtico arquetipo masculino y femenino en su madurez. El sufrimiento que estamos viviendo (crisis económica, ecológica, política, social...) se debe a la imposibilidad relacional entre lo femenino y lo masculino.

Hábleme de ese femenino maduro.
El poder femenino auténtico se consigue a través de la reconexión y el despertar del útero. En las antiguas tradiciones, las mujeres sabían que su útero era su centro de poder creativo a todos los niveles.

¿Dónde nos coloca esa desconexión?
Actuamos con miedo, y desconocemos nuestro verdadero poder erótico y sensual. Si no estás anclada, eres como una cometa a la deriva, y eso nos deja en una situación de sumisión o de rebeldía ante el poder masculino inmaduro. Al no estar enraizadas, nos sentimos inseguras y mantenemos la falsa creencia de que necesitamos pertenecer a un hombre para ver en él el reflejo del amor que somos.

Queremos que nos quieran, lógico.
¿A qué precio?..., acallando las emociones. La cultura patriarcal ha desacreditado el poder femenino. La menstruación se ha visto como algo impuro que las propias mujeres esconden, cuando en realidad es la sangre de la vida, no está relacionada ni con la enfermedad ni con la muerte. Mediante ese proceso cíclico -preovulación, ovulación, premenstruación y menstruación- se accede a los auténticos arquetipos femeninos.

¿De qué se trata?
El ciclo femenino equivale a las cuatro estaciones, que son el proceso de muerte y resurrección. No puede haber creación sin muerte. Si las mujeres entráramos en la sabiduría innata de nuestros cuerpos, sabríamos que durante la premenstruación y la menstruación nos liberamos de nuestras sombras, lo que nos permite crear desde una nueva perspectiva. Es como una desintoxicación física y psíquica.

¿Y qué ocurre con las mujeres que no tienen útero o están en la menopausia?
Durante los años fértiles las mujeres vivimos en un estadio de aprendizaje de nuestro poder. Cuando llegamos a la menopausia somos ese poder: la mujer sabia, la bruja.

A la que se teme y se aparta.
Como mujeres estamos condicionadas a temer mostrar nuestro auténtico potencial (a menudo inconscientemente) para no herir al hombre y que nos abandone o agreda. Y físicamente nos sometemos a una crueldad de belleza (operaciones estéticas y demás) para aparentar eterna juventud, una falsa imitación de la auténtica belleza.

¿Cuál es esa auténtica belleza?
La fuerza del amor es lo que irradia una mujer cuando está conectada con el latido de su útero y que, independientemente de la edad, la hace permanecer jugosa y sensual.

¿Jugosas y sin un hombre al lado?
Sin un hombre al lado ya lo estamos aunque tengamos maridos, novios y amantes. Recuperar el poder femenino es la llave para salir del aislamiento colectivo.

¿De qué poder me habla?
Del amor bien entendido: intuitivo, erótico, tierno y feroz, a través del cual el hombre podrá verse reflejado y recuperar su dignidad y presencia; únicamente desde ahí se puede establecer el puente creativo y alquímico que auténticamente hay entre los dos.

Eso de amor feroz suena agresivo.
Es eso que tanto temen los hombres, esa necesaria furia femenina que dice las verdades, que reta a la masculinidad inmadura fruto del miedo a su propio femenino. Ese miedo, que los desconecta de las emociones y los deja en el mundo de las ideas, los despoja de su dignidad y los llena de vergüenza y culpabilidad por estar utilizando un poder que no está al servicio de la vida.

¿Cómo conectar con nuestro útero?
Poniendo la atención en esas partes (útero y vagina) abandonadas a la ciencia y al hombre, entramos en una maravillosa aventura de despertar de lo que ya intuíamos.

¿Pero cuál es la vía?
Para mí, la vía más rápida es a través de una danza que nos conecta al movimiento espiral y cíclico del universo, y que nos permite conectar con nosotras mismas y poseer la sabiduría necesaria en cada momento. La observación de nuestro proceso cíclico nos permite despertar los arquetipos femeninos y sanar la herida y la desconfianza entre nosotras herencia del patriarcado.

14/10/12

Yo amo mi vulva!

No es la primera ni será la última vez que escribo sobre la masturbación.
Cierto es que la practico muy a menudo. Sola y acompañada.

Diría que es algo cotidiano, pero ayer, tras la sesión de Tuper Sex, agradecí de corazón a mi mente por sus pocos tapujos y a mi cuerpo por ser un vasto campo de experimentación.

No recuerdo con exactitud la edad en la que empecé a experimentar con mi vulva.
Rondaría los 8 o 9 años. El descubrimiento fue casual, el agua del bidet o frotarse con una almohada.

Sí, recuerdo muy vivamente esos momentos. Ahora me estoy riendo, pensando en cómo me escondía, como sentía mi vagina contraerse y lubricarse sin saber que lo que tenía era ese tan preciado orgasmo.
Recuerdo la primera vez que me 'mojé' las braguitas. ¿Qué era eso? 
Y después me avergonzaba de ello.

Por supuesto que nunca lo comenté y lo hacía a escondidas.
Y te das cuenta de lo arraigado de algunos patrones que aún sin saber lo que haces, ni si es bueno o malo, te sientes culpable por ello.

Tuve la suerte que con 18 años mi ginecólogo me facilitó material sobre el orgasmo femenino mandando al garete tantos prejuicios. Si él lo hablaba abiertamente y recomendaba la estimulación del clítoris, no podría ser algo malo!

Y continué la investigación. Nunca la abandoné, pero desde ese momento comencé a hablar sobre ello con amigas, con novios y a buscar más información y adquirir juguetes.

Desde entonces me fui conviertiendo en una experta de lo que me gusta y de cómo me gusta hacerlo.
Cada día agradezco a mi cuerpo por ser un instrumento de autoconocimiento.
Por permitirme 'ser', sin prisas.
Por frustrarme tanta veces y descubrir a través de esa frustración esos patrones que privan mi felicidad.

Dejo el trailer de Hysteria. Una película basada en hechos reales sobre cómo se inventó el primer vibrador.
Y en este enlace pueden ver la película completa.