Días de vaciado. Aprovecho los días de puente para hacer lo contrario a lo que está haciendo la mayoría: nada.
Nada de cumples, nada de tango, nada de bici, nada de patines, nada de hacer cosas porque a otros les gustaría.
Este puente soy bien bien egoísta, y me lo dedico a mí.
Me doy espacio para pasear, para mis baños de sal, para reir y bailar sola, para limpiar la casa de malas ondas, para plantar jacintos y sobre todo, para llorar.
Hace tiempo que no me regalaba días así.
Cada día suelto varios lagrimones. Pero cada día también me parto de risa.
No estoy triste. Es más, con cada llanto me siento mejor, más vacía.
Aprovecho que tengo la casa de mi hermana sin mi hermana, y me refugio ahí.
Cada vez que entro me sonrío viendo una postal que envié hace tiempo:
"¿Sabés qué se festeja hoy? El día de las sonrisas!!!"
Me miro al espejo y me digo: TAMBIÉN SOY HERMOSA CUANDO LLORO...
Me encanta tu blog, lo descubrí hace unos meses y de vez en cuando me paso a ver qué nos cuentas. Yo no tengo roki, pero como en un post tú decías "también busco reconocerme como mujer". Al final todo está en nuestra mente, en el amor que podamos (o no) recoger en ella.
ResponderEliminarUn beso desde Barcelona.
Ángela.
Hola Ángela,
ResponderEliminargracias :)
Tienes toda la razón, todo esta en nuestra mente.
Te mando un abrazo, también desde Barna!