Tengo una cosa que me gusta particularmente mucho:
Sé olvidar. O mejor diría, sé dejar pasar.
No sé bien en qué momento de mi vida (ni qué lo causó) hice 'click'.
Y fui adquiriendo una agilidad para valorar, apreciar lo bueno por sobre lo malo.
Lo bueno se queda en mi y lo malo pasa (y lo dejo pasar).
Como diría Nani "te bendigo y te dejo partir".
Los niños hacen lo mismo. Dejan pasar y rápidamente encuentran algo nuevo que admirar, con que jugar, que acariciar.
Doy gracias por eso, que no se bien qué es.
Pero me libra de rencores y me hace vivir los instantes.
Me hace maravillarme con la luna en un paseo oscuro. Me hace ver la fragilidad y la ternura (o el pedido de mimos) en el más duro, me hace verme imperfecta, caprichosa, controladora y a la vez llena de sonrisas y alegría.
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