No es la primera ni será la última vez que escribo sobre la masturbación.
Cierto es que la practico muy a menudo. Sola y acompañada.
Diría que es algo cotidiano, pero ayer, tras la sesión de Tuper Sex, agradecí de corazón a mi mente por sus pocos tapujos y a mi cuerpo por ser un vasto campo de experimentación.
No recuerdo con exactitud la edad en la que empecé a experimentar con mi vulva.
Rondaría los 8 o 9 años. El descubrimiento fue casual, el agua del bidet o frotarse con una almohada.
Sí, recuerdo muy vivamente esos momentos. Ahora me estoy riendo, pensando en cómo me escondía, como sentía mi vagina contraerse y lubricarse sin saber que lo que tenía era ese tan preciado orgasmo.
Recuerdo la primera vez que me 'mojé' las braguitas. ¿Qué era eso?
Y después me avergonzaba de ello.
Por supuesto que nunca lo comenté y lo hacía a escondidas.
Y te das cuenta de lo arraigado de algunos patrones que aún sin saber lo que haces, ni si es bueno o malo, te sientes culpable por ello.
Tuve la suerte que con 18 años mi ginecólogo me facilitó material sobre el orgasmo femenino mandando al garete tantos prejuicios. Si él lo hablaba abiertamente y recomendaba la estimulación del clítoris, no podría ser algo malo!
Y continué la investigación. Nunca la abandoné, pero desde ese momento comencé a hablar sobre ello con amigas, con novios y a buscar más información y adquirir juguetes.
Desde entonces me fui conviertiendo en una experta de lo que me gusta y de cómo me gusta hacerlo.
Cada día agradezco a mi cuerpo por ser un instrumento de autoconocimiento.
Por permitirme 'ser', sin prisas.
Por frustrarme tanta veces y descubrir a través de esa frustración esos patrones que privan mi felicidad.
Dejo el trailer de Hysteria. Una película basada en hechos reales sobre cómo se inventó el primer vibrador.
Y en este enlace pueden ver la película completa.
excelente articulo.. tienes mucha razon y me identiico muy bien
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