A veces me digo:
"Ahi afuera está todo el amor que quieras ver y recibir, o está toda la indiferencia que quieras ver y recibir."
¿Y acá dentro?
También. Hay todo eso. y más. Opuestos. Complementarios. Todo revuelto.
Y sin embargo tengo la adquirida capacidad de seleccionar aquello que quiero usar.
Claro que no siempre funciona en el momento adecuado.
Pero funciona.
Y a la larga eso me importa.
Quizá este 'post' es para tomar nota y recordarme de lo que soy capaz y lo que he aprendido:
Aprendí a mirar para adelante.
Sin perder un momento del ahora.
Mirar adelante y sopesar siempre lo bueno.
Siempre.
Aprendí a transformar el dolor en palabras.
A sacarlo en lágrimas.
A transformar las palabras en sonrisas.
Que sé regalar.
Y que siempre vuelven.
Aprendí que tengo varios personajes. Unos me gustan. Otro no tanto, y éstos son precisamente los que más me enseñan.
Aprendí que hago lo mejor que puedo.
Y estoy aprendiendo que hacés lo mejor que podés.
Todos tenemos una mochila más o menos pesada.
Pero aprendí que sólo puedo enfocarme en la mía.
Procuro cada día hacerla más ligera.
Sin reproches.
Sin sacrificios.
Sin culpas nuevas. Y borrando las viejas
Sin juicios.
¿De qué me sirve guardar para mañana el reproche de hoy?
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